EN LA SIERRA DE HORNIJA. PEÑA ROCIAS Y LA PORRA DE MORTILLANO DESDE ARREDONDO.




Un recorrido circular por la sierra de Hornija. Desde Arredondo subimos Peña Rocías, luego a la Porra de Mortillano y después descendimos a Asón. Volvimos a Arredondo por la margen derecha del río Asón siguiendo una vieja pista que une las dos localidades.










Aparcamos al lado del centro ictiológico de Arredondo (169 m), muy cerca del río, justo en la entrada del pueblo según se llega desde Ramales. Iniciamos el recorrido atravesando el puente sobre el río para coger la carretera que sube al barrio de Rocías. Rápidamente salvamos desnivel y en media hora llegamos al barrio (400 m). Ya estaban delante las empinadas laderas de la sierra de Hornija coronadas por castillos calizos. Nos liamos un poco para salir del barrio y situarnos en las laderas. Pero, con un poco de paciencia, desde la última casa nos dirigimos campo a través, con dirección Sureste,  hasta colocarnos debajo de la canal de Cantiscuela. Sin perder la orientación,  remontamos esta canal. Una empinada y larguísima cuesta herbosa, con brena alta, que asciende 850 m de desnivel y acaba en el collado del mismo nombre a 1245 m de altitud. En su ascensión, sobre todo en la parte alta, pudimos contemplar y fotografiar las laderas de los Altos de Asón dominadas por el Porracolina.


 Una vez en el collado de Cantiscuela tenemos de frente el Hoyo de Cantiscuela, una gran dolina que separa Peña Rocías del bloque de la Porra de Mortillano. Desde el collado bordeamos el hoyo por su izquierda, por el este. Nos acercamos al roquedo hasta encontrar una entrada que nos permitió ascender por el Kars, con dirección norte, más o menos, hasta la cima de Peña Rocías. Este tramo del Kars no tiene una senda evidente, hay alguna marca y algún hito, pero tuvimos que buscar el trazado más cómodo entre afiladas rocas calizas. El paisaje de la cima es impresionante, sobre todo la costa, donde se puede ver Santander, Laredo, Castro Urdiales y, en un día despejado, hasta el Abra.










Volvimos por el mismo camino hasta situarnos de nuevo encima del hoyo. Ahora le bordeamos dirigiéndonos hacia el suroeste, izquierda, acercándonos a los porros. Antes de llegar a la  Porra de Mortillano tenemos que pasar al lado de tres porros, porras o porrus que son unas elevaciones calcáreas de entre 20 y 50 metros. Justo al salir del hoyo encontramos el primero. Pasamos por su izquierda, sin subir a su cima. No hay marcas claras, algún hito y el terreno es el propio de un de una zona kárstica, con rocas calcáreas escondidas entre la hierba alta y a veces tapando algún agujero. Por lo tanto, anduvimos con cuidado, aunque no pudimos evitar más de un golpe en las espinillas. Los otros dos porros también los pasamos por su base, pero por el lado derecho. El segundo tiene un menhir gigante, muy característico, conocido como El Fraile.


Superados los porros seguimos un poco más hacia el sur por una senda bastante clara, con la idea de franquear el murallón de Mortillano, hasta que una entrada nos permitió virar a norte y alcanzar la cima.


Para volver decidimos descender directamente a Asón. Se trata de un descenso muy empinado pero bastante practicable, aunque exige mucho cuidado. Son laderas de hierba alta, brena, que resbalan, sobre todo los días húmedos, y desembocan en cortados y precipicios que escalonan toda la fachada del monte. En nuestro caso, el día se cerró antes de llegar a la cima, por lo cual bajamos extremando las precauciones.
Después de dejar atrás el roquedo de la cima cogimos dirección oeste. Bordeamos un hoyo y al dejarlo atrás viramos a norte. Seguimos bajando hasta que superamos la zona de cortados y pudimos girar al oeste. Ya sólo nos quedaba la larguísima cuesta que desciende hasta Asón en la que el montañero o la montañera traza el recorrido a su conveniencia. Insisto en las dificultades de orientación que tiene este tramo. Es fácil desviarse y acabar encima de un precipicio, lo que supondría tener que remontar de nuevo lo bajado. Nosotros nos ayudamos de un GPS.


Desde Asón a Arredondo hay unos 4 Km, los recorrimos por la margen derecha del río, donde transcurre un recorrido de senderismo “senda fluvial” ofreciendo unos parajes de mucha belleza. En fin, un cansado pero magnífico día de montaña.



EL PIERZU





Desde Beleño cogemos la carretera a Puente Vidosa. Paramos en el collado de LLomena desde donde iniciamos la marcha, pero antes fotografiamos la panorámica del Cornión que tenemos hacia el este. Con dirección noroeste recorremos una pista amplia que se dirige al cordal del Pierzu.  Según nos acercamos una señal nos indica que salgamos de la pista. Comenzamos a  ascender la  ladera herbosa y pedregosa que nos sitúa en misma cresta. 




En pocos minutos alcanzamos la majada de Cerboes con sus cabañas, algunos caballos y su entorno pastoril , de verdad un rincón para recordar. Ya, algo antes de llegar a Cerboes, habíamos tomado dirección norte. Ahora lo mantenemos salvando los escalones de la cresta que nos conducen primero al Cantu Las Fuentes y luego a la cima con su hito geodésico y su buzón metálico. Desde la cima, mirando al sur y al este, contemplamos y fotografiamos el Cornión, Collau Zorru, Tiatordos , Maciedome, Peña Ten, Peleñes,  montes de Manpodre. Volvimos por el mismo camino. Un paseo de mañana.