Desde Ranero (Carranza) (380 m) cogimos la carretera que sube (O) a la cueva de Pozalagua, situada debajo de la mole cárstica de Peña Ranero o Picón del Carlista. Al lado de la cantera de las Dolomitas una puerta de madera da acceso a una senda que gana altura (N) por la ladera de la montaña hasta la Portilla de Ranero (660 m).
Algo antes de llegar al poste indicador de la Portilla, una senda se dirige hacia el sur y avanza por terreno incómodo de piedra caliza. Así se llega a un collado, quedando la cima de Peña Ranero a la derecha. Para acceder a la cima, primero bajamos a la pequeña depresión que tenemos delante (O) y desde una encina solitaria encaramos la subida (N) a la cima (725 m) caminando entre piedras.
Volvimos a la Portilla de Ranero y comenzamos a descender hacia el norte, mirando hacia Santoña. La senda es más cómoda que lo que hemos andado hasta ahora. Al llegar a un poste indicador debajo de Mazarredonda el camino se orienta hacia el oeste. Las vistas sobre los valles cántabros y los pueblos costeros son muy llamativas. El camino tenía mucho barro que a veces nos obligó a desviarnos para evitarlo. El trazado es un constante sube y baja aunque de poco desnivel hasta alcanzar el último poste que nos indica la dirección de Ranero y la del monte Surbias.
Decidimos ascender a Surbias antes de bajar a Ranero. Desde el poste nos encaminamos hacia el este para subir por la ladera herbosa del Surbias. Se llega en breve. En la cima (635 m) encontramos rebaños de vacas y caballos. Las panorámicas son excelentes: al norte el pico de Las Nieves; al este Los Jorrios y Armañón; al sur el cordal que recorre las cimas desde el Zalama hasta el Kolitxa y hacia el oeste los montes de Lunada.
Retrocedimos hasta el poste indicador y esta vez, con dirección sur, bajamos a Ranero.
DATOS
DISTANCIA: 11KM
DESNIVEL POSITIVO: 500M
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